martes, 3 de marzo de 2009

Nacionalidad

Caminamos por la Avenida Larco y en el lapso de una cuadra hemos escuchado portugués, inglés, alemán y francés. Son los turistas que pasean un domingo. La diversidad le llama la atención.
-El país avanza- dice.
-Los turistas también.
-Me gusta cuando alguno se desorienta después de rebuscar veinte veces en un plano que no le servirá de nada y, derrotado, solo le queda preguntar dónde queda tal o cuál calle. O el mar. Me ha sucedido un par de veces. Preguntan por el mar.
-Es bonito eso, que te pregunten por el mar- le digo y le tomo el codo para desviarnos hacia una tienda de discos.
A ella no le gusta ir por música. Así que me acompaña como si yo la acompañara a comprar perfumes.
-Hablando de múltiples nacionalidades tengo una confesión que hacer- digo mientras reviso los discos.
-¿Cuál?
-No soy 100% peruano.
-¿Ah no? ¿Qué porcentaje tienes?
-Estoy al 75%, uno de mis abuelos.
-Vaya. No lo sabía.
-Así que por aquí corre sangre educada en Francia, concebida en Africa, quizás modificada en Oriente. Claro, más el meteorito cultural peruano.
-¿Y con cuál de todas te quedas?
-¿La verdad? Me gustaría ser norteamericano. Mira esto: Bitches Brew.
-Eres un hijo del TLC.
-Ajá. Un Tratado de Libre Comercio te hace pensar que dentro de uno hay un Tratado de Libre Nacionalidad que pugna por salir. Y también un Tratado de Libre Cultura. 
-¿Y tus raíces?
-¿Cuáles? Querida: solo tenemos dos pies.
-Cierto. ¿Te puedo hacer una pregunta?
-Dime.
-¿Por qué desde ahora vas a postear con rayas en los diálogos y no con las ""- y hace un gesto con las manos.
-Es que cuando releía no se entendía.
-¿Te relees?
-Siempre.