miércoles, 2 de julio de 2008

Liberación

"Liberaron a Ingrid Betancourt", me dijo mientras entraba con una bolsa de víveres. Yo estaba legañoso y solo atiné a preguntar "¿qué hora es?". Son las siete y quince, respondió. Mi segunda pregunta fue por el helado. Cogió un par de cucharas, abrimos el pezziduri y nos sentamos en la cama a vernos las caras y las bocas. "Deberías tener tele", comentó. "Nop. Me distrae, con tele leería menos". "¿No te interesa la Betancourt?". "Mejor hazme el resumen". "Parece que la rescató una especie de A-Team". "Hannibal (¿Aníbal?), Murdock, Baracus y Faz (o Face)". "Eso mismo". "Ya me enteraré más tarde, para eso están los blogs". "Deberías dejar de leer blogs". "No, más bien creo que debería dejar de escribirlos". "Eso también". La miré con una sonrisa. "Y no deberías estar tan encerrado". "Mmm, ya sé por qué lo de Betancourt aún no me afecta el sistema nervioso". "Yo te quiero liberar pero no te dejas". "Es el síndrome de Estocolmo, también llamado amor". "A veces eres odioso". "I know".

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